«Que pena de muchacho, le dice la gente en los bares…»
(Kiko Veneno)
“El 13 de septiembre de 1848, Phineas P. Gage se transformó en un instante de un responsable capataz del Ferrocarril Rutland y Burlington en un paria marginado y soez que era incapaz de soportar su vida como marido y como padre. El medio de esta remarcable transformación fue una barra de hierro de 3 centímetros de grueso y 109 centímetros de largo que atravesó el cerebro de Gage tras un grotesco accidente con pólvora negra.»
(Jesse Glass, ‘La pasión de Phineas Gage y otros poemas’)
Cualquiera que se acerque al mundillo de la Neurociencia acaba conociendo el caso de Phineas Gage, con, probablemente, la corteza prefrontal más famosa del mundo. En el blog losporquesdelanaturaleza cuentan su historia, o también con más detalle en Historias de la Neurociencia, de la Universidad de Salamanca.
En cualquier caso, vale la pena conocer su historia. No somos nadie.