El mundial de fútbol de Brasil está siendo un ejemplo claro clarísimo de poco pan y mucho circo, y de las barbaridades que puede llegar a hacer la especie humana con sus semejantes.
Pero hoy también va a pasar algo que está en el extremo contrario: las maravillas que podemos llegar a hacer. El balón de inauguración lo lanzará una persona parapléjica que controlará un exoesqueleto con la electricidad de su cerebro. Esto es posible gracias a la investigación que lleva años haciendo Miguel Nicolelis, un neurocientífico brasileño. No en Brasil, por cierto.
Está bien que estas cosas se visibilicen. Y quizás alguien pueda pensar… ¿qué pasaría si el dinero que se invierte en el fútbol, o si se recuperasen los impuestos que no pagan los futbolistas, ese dinero fuese para hacer Ciencia?
Hay muchas prioridades donde gastar el dinero… pero quizás ninguna de ésas entretiene tanto como el fútbol.
PD: una recomendación lectora, «Más allá de nuestros límites», de Miguel Nicolelis