De cada avance tecnológico se ha dicho que revolucionaría la Educación. Y, sin embargo, pocos cambios revolucionarios hemos tenido. ¿De qué sirve el uso de nuevas tecnologías si lo que ocurre en la clase (o en cualquier otro entorno) sigue siendo una mera transmisión de conocimientos y no un cambio en la forma de abordar su propio aprendizaje? El aprendizaje ocurre en sus cerebros y no en ninguna otra parte… ¿cómo facilitar que esto ocurra, a través de la tecnología, de la relación, de la interacción o de lo que sea? ¿cómo guiarlo, o cómo acompañar el proceso? Más preguntas que respuestas.